Portátiles en las aulas más pobres


La noticia llegó hace unos días:

“El famoso portátil de 100 dólares ideado por Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) podría convertirse en realidad en breve. La ONG Un portátil para cada niño que dirige Nicholas Negroponte tiene como primer objetivo la producción de 15 millones de unidades en un año. El proyecto cuenta con el apoyo de empresas como Google, AMD, News Corp., Red Hat y BrightStar, pero necesita el soporte institucional para poder convertirse en una realidad. El Gobierno Argentino podría ser el primero en dar el pistoletazo de salida con la compra de 1 millón de unidades”

Fuente:CDT internet.net Centro de difusión tecnológica

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A partir de esto escuché comentarios a favor y en contra. Para algunos una idea brillante, para otros sólo un cuaderno con pilas. Para los “conspirativos” un negocio a gran escala que sería “ofrecido” a los gobiernos (tienen que ser compradas y pagadas por adelantado de 5 a 10 millones de unidades para que recién comiencen a producirse). Para los “tecnológicos” la discusión era sobre Linux-based, 500MHz, 1GB, 1 Megapixel, e-ink.

Desde este lado simplemente me pregunté: ¿Es lo que las aulas más pobres necesitan dado los resultados de aprendizaje que consiguen?

La introducción de una nueva herramienta (esta portátil) en un sistema de trabajo (el aula) produce cambios. Pero nada garantiza que estos cambios sean positivos o negativos, especialmente si sólo se cambia la herramienta.

Si no se cambian el resto de los aspectos que conforman el sistema los resultados con portátiles baratas o caras (eso no importa) pueden ser negativos o simplemente efímeros.

Lo que las aulas de todos los colegios necesitan es la presencia de un sistema que logre entornos, prácticas, actividades que permitan que los alumnos aprendan eficientemente con todo tipo de mediadores y herramientas (libros, distintos programas, sus compañeros, sus docentes, etc.).

Así que sería bueno que antes de meter esta herramienta al aula se logre que elementos como los libros y la presencia de los demás en un trabajo colaborativo rindan los frutos que no están teniendo. Además por barato que parezca, si pensamos que cada libro que el Ministerio de Educación reparte gratuitamente en las aulas cuesta aproximadamente un dólar, en realidad no estamos hablando de una portátil más barata, estamos hablando de 100 libros por alumno.