Blogs, Bitácoras y Docentes




Históricamente comenzamos a escribir para desafiar nuestras limitaciones cognitivas. En el desarrollo de la cultura tuvimos necesidad de una memoria externa en la que registraramos las historias, los intercambios comerciales. Gracias a la escritura, utilizada como herramienta, hemos podido desarrollar la cultura tal como la conocemos. Una escritura que como la memoria, sirve para registrar, conocer y proyectar.


Todos los días ocurren grandes éxitos en las salas de clases de todo Chile, miles de alumnos aprenden muchísimas cosas, desde contenidos a actitudes. Sin embargo el conocimiento de dichos éxitos se diluye en la propia actividad de enseñar y aprender.


Los blogs utilizados como herramientas profesionales por los docentes podrían servir para registrar, comunicar y reflexionar sobre prácticas de enseñanza y procesos de aprendizaje. Cuando se escribe, se aprende, se conoce y además se puede, como en el caso de los blogs, comunicar con una amplia difusión a través de internet. Sin embargo hay ciertas prácticas y características del contexto educativo que pueden dificultar la utilización de los blogs con este objetivo:


La matriz del trabajo docente es individual. Se enseña aislado, no en equipos y las instancias de trabajo colaborativo son puntuales (reuniones presididas por el profesor jefe, planificaciones a principio de año). No se tiene costumbre de trabajo colaborativo real, a lo más hay costumbre de división de trabajo. Prueba de esto es que resulta innovador en el sistema el trabajo transversal real entre varios docentes (por transversal no me refiero simplemente a que un tema sea estudiado desde diversas materias)o la observación de un docente por otro.


La distribución de tiempos en la profesión docente también influye. En general los docentes no disponen de mucho tiempo extra, por tanto resulta complicado plantear que tendrán tiempo para escribir y reflexionar sobre sus experiencias.


A los docentes no se les enseña a escribir sobre sus experiencias (la formación inicial no contempla esto y en general nuestra educación universitaria, a diferencia de la anglosajona no enfatiza el aprendizaje de diferentes géneros de escritura), durante el desempeño profesional tampoco es necesario escribir y los procesos de perfeccionamiento tampoco lo tienen como un objetivo.


Considerando esto parecería poco acertado esperar ver blogs de educación hechos por docentes para compartir sus experiencias. Sin embargo, estas características poco propicias no necesariamente son determinantes para que ello no ocurra, por tanto sigo esperando ver este tipo de bitácoras en español.

Do you speak English?





El aprendizaje del inglés se ha convertido en tema de titulares en los diarios de Chile y como muchas actividades que se desarrollan en un mercado (el de la enseñanza de inglés) se mezclan hechos con mitos.

Partamos por decir que aprender inglés se encuentra más cercano a aprender a tocar un instrumento musical que a aprender historia o geografía . Por lo tanto las conclusiones son obvias: es mejor comenzar a aprender desde muy pequeño en forma gradual y usándolo. Así, cuando las condiciones permiten aprenderlo como Segunda Lengua (un niño chileno viviendo en Nueva York) las condiciones son ideales y el proceso es más fluido, ya un contexto en inglés (por lo menos en el colegio, la calle y los medios) plantea los desafíos en forma gradual a medida que la persona va aprendiendo y creciendo en el nivel de exigencia e interacciones.

Distinta y más difícil situación es cuando hablamos de aprenderlo como Lengua Extranjera. Esta es la situación en Chile. Donde a menos que tomemos cursos de Salsa (que en general están llenos de “gringos”) quienes nos rodean no son hablantes de inglés. Así llegamos a que los niños en Chile tengan que aprender inglés en los colegios, y cuando disponen de recursos en institutos.

Dejando de lado los colegios denominados bilingües, donde no sólo se tiene la enseñanza directa del inglés, sino que muchas actividades se desarrollan en inglés (aprendizaje de otras materias, teatro, debates, etc.) y donde probablemente los padres de los alumnos sepan inglés, el resto, el 98% de los chilenos tendrán que tratar de aprender inglés con esfuerzo y cruzando los dedos para que les toque un contexto de aprendizaje favorable.

Este contexto favorable debería comenzar en el nivel preescolar con gran cantidad de juegos, canciones y rimas en inglés. Gran cantidad de estímulo auditivo y donde se trabaje la sensibilidad (cognitiva y emocional) hacia la lengua inglesa. Con buenas docentes, recursos y tiempo esto no es especialmente complicado.

Muchas veces lo complicado comienza en primero básico, paso clave en la estructura escolar, cuando los niños comienzan a demostrar sus habilidades para leer y escribir. Aquí muchas veces se le pone freno a lo que venía desarrollándose desde preescolar, ya que surge un temor a que el inglés interfiera en la lectura y escritura en español. Sin embargo la interferencia es mínima y estos temores son injustificados.

El otro problema es que en básica hay que comenzar a ponerse serios y comenzar a enseñar de “verdad”: no seguir más con juegos y otras cosas entretenidas, hay que enseñar de lo general a lo específico, de lo teórico a lo concreto y lo complejo cortarlo en partecitas que puedan ser fácilmente digeridas y repetidas. Y aquí es donde aparece en gloria y majestad la enseñanza de la gramática en inglés, la que se percibe como la “única” estructura que nos permite enseñar ordenadamente (de lo general a lo específico, de lo teórico a lo concreto y en partecitas que se van agregando). Gran error. La verdad es que sería mejor seguir enseñando en forma lúdica, con actividades y desempeños ajustados a la edad de los alumnos, con temáticas que sean de su interés y con una buena estructura de fondo que guíe a los docentes. Pero sin lugar a dudas que esto es más complejo que enseñar gramática y listas de vocabulario.
¿Y qué pasa con quien no aprendió de pequeño o pequeña? ¿Podrá aprender?

Claro que podrá aprender, pero no mágicamente como prometen algunas publicidades (¡aprenda inglés durmiendo!, ¡aprenda inglés en 20 horas!, ¡aprenda inglés sin esfuerzo!). Tendrá que aprender con esfuerzo, con mucha dedicación y práctica para llegar a sentarse relajadamente a conversar, negociar o discutir con un hablante nativo de inglés.

Probablemente lo que más le cueste es la pronunciación correcta con los sonidos del inglés, y la verdad es que esto importa bien poco, mientras una “mala” pronunciación no interfiera con lo que está tratando de comunicar. Millones de extranjeros que viven en Inglaterra o Estados Unidos, que hacen su vida diaria, que trabajan allí tienen una pronunciación a la que en Chile le pondrían menos de un 4 (en Chile la escala de notas es de 1 a 7). Por lo tanto, si aprendemos inglés por motivos prácticos, seamos pragmáticos y el sentido estético del sonido del inglés dejémoslo para quienes quieren ser docentes de inglés. Lo importante es que podamos comunicarnos, comprender y ser comprendidos logrando nuestros objetivos comunicativos.

Así, las habilidades comunicativas cuentan bastante. Es mejor atreverse con poco vocabulario, fallas gramaticales y mala pronunciación que quedarse callado pensando que lo vamos a hacer mal. El problema es que muchas veces esta barrera viene de la enseñanza. La que se concentra en el vaso medio vacío, poniendo el énfasis en los errores (claro está, con la buena intención de corregirlos), pero creando una fuerte asociación entre error y negativo, lo que desemboca en que la gente no habla ni escribe hasta que no estén seguros que está bien.

La globalización y la tecnología exigen inglés, pero al mismo tiempo entregan a las nuevas generaciones (claro está, no a todos por igual) herramientas y acceso a contenidos e interacciones en inglés. Esto ayuda a aprenderlo. Al mismo tiempo el mercado del trabajo interno y externo comienza a exigir que cada vez más gente sepa inglés en Chile. Sin embargo agregaría que no sólo es un asunto de mercado el aprender inglés. También es un asunto de ampliar nuestro mundo, de crecer personalmente, de tener acceso a ideas, personas y conocimientos que nos estarían vedados si no supiéramos inglés. Por todo esto, aprender inglés (junto con comprender todo tipo de textos, saber expresarnos en nuestra lengua materna y manejar tecnología) no debe ser otra cuña que abra más el espacio de desigualdad que tenemos hoy en Chile.

Internet y Aprendizaje




¿Ayuda internet al aprendizaje? Y... depende. Depende del tipo de aprendizaje. Si es aprender a usar el computador, navegar y realizar búsquedas, sin duda que ayuda. ¿Pero si fuera matemática?En ese caso depende del niño, de su entorno, de sus habilidades y sobre todo de las características y estructura de la tarea a desarrollar. El solo hecho de usar internet (como sinónimo de Web) no ayuda a otros aprendizajes. Inclusive puede perjudicarlos, cuando simplemente es entretención: un televisor-video-game-teléfono- chat-video-interactivo. Frente a esto muchos padres se auto-engañan al alegrarse que sus hijos ya no vean tanta tele y hora “se la pasen con la compu”. Similar cosa ocurre con la productividad en una oficina respecto del chat y de la libre navegación por la web.

¿Y que pasa con los trabajos escolares? Internet es sin duda un gran reservorio de contenidos, pero a diferencia de una biblioteca es bastante caótico y no se encuentran clasificados. Podemos encontrar basura o verdaderas joyas; sitios que nos pueden ayudar a aprender, visualizar o experimentar o simplemente ayudarnos a hacer las tareas y sacar a la familia de un apuro cuando el domingo por la noche el niño/a se acuerda que para el día siguiente tiene que llevar una foto de un ornitorrinco bebé! Una computadora, más internet, más habilidades básicas de búsqueda, más una impresora solucionarán el problema.

Por lo anterior, es conveniente que los niños desarrollen progresivamente habilidades de búsqueda y criterios de selección de contenidos (sea de fotos, texto o multimedia) en los primeros años de Básica, de manera que puedan ser independientes en esta faceta de sus trabajos. Sin embargo los libros todavía existen así que también es conveniente que sepan buscar en diccionarios, enciclopedias y en los diversos recursos que tengan a sus disposición, incluidas las personas que puedan ayudarles o proporcionarles información.

En educación secundaria los alumnos ya han desarrollado habilidades de búsqueda, sobre todo en sitios que contienen gran cantidad de trabajos ya hechos y que pueden presentar como propios. ¿Es esto bueno? Educativamente es un desastre. Hay de por medio engaño, falta de respeto a la propiedad intelectual y por cierto no se cumplen los objetivos de aprendizaje. Sin embargo ocurre desde hace años por el desconocimiento de muchos docentes, tanto de las potencialidades de internet como de las tácticas de sus alumnos. Sin embargo también son muchos los docentes que se dieron cuenta y ahora cuando piden un trabajo introducen un paso más, que puede ser presentarlo oralmente o responder una pregunta utilizando el material.

Así, responder si internet ayuda al aprendizaje implica un gran “depende”. Depende del encuentro que como alumnos tengamos con ella. Depende de la edad. Depende de lo que queramos y de las habilidades que tengamos desarrolladas para utilizarla, depende de lo ético que somos. Depende de lo bien estructurada que estén las actividades que nos hayan dado.

Volver a estudiar




Recientemente mi amigo Álvaro tuvo que volver a tomar los libros después de algunos años, y estudiar en forma bastante intensiva. ¿Qué podemos recomendar a quienes se encuentren en estas circunstancias?

1. No desesperar!
Si en los últimos años, lo más complejo que hemos leído es el suplemento deportivo, sin lugar a dudas que necesitaremos de algún tiempo para volver a sentir que estamos comprendiendo. Especialmente si estudiamos temas que no hemos visto antes o que vimos hace muchos años. La comprensión de un tema tiene que ver con las redes que se forman entre lo que estudio y lo que ya sé. Hay que desempolvar un poco lo que ya sabíamos para comenzar realmente a comprender.

Leer narrativa (una novela de Isabel Allende) es sin duda más fácil que leer "La Sociología" de Giddens, donde no hay buenos ni malos, sino que conceptos que se relacionan e interrelacionan en una estructura diferente (estructura expositiva). Lo que nos lleva a una segunda recomendación.

2. Darnos cuenta de la estructura
Al leer un texto expositivo es muy importante tratar de darse cuenta de la estructura del texto. ¿Dónde se expone la o las ideas principales?, ¿Dónde da los ejemplos?, ¿Dónde se hace el resumen?, ¿Cuáles son las palabras que marcan cada uno de estos momentos?

3. "Conocer" el libro
Al tomar un texto no comenzar por la primera línea y leerla, hay que activar lo que ya sabemos (inclusive lo que no sabemos que sabemos!) y para eso lo mejor es hojearlo, leer algunos de los títulos, mirar los gráficos o fotos, leer el índice y tratar de darnos cuenta cómo está estructurado. Todo esto en unos pocos minutos y cuando ya estemos "ubicados" con el contenido y su estructura recién allí nos ponemos a leer.

4. Hacernos preguntas
No hay mejor cosa que leer con un propósito, eso nos focaliza y ayuda a la comprensión. Si no nos dieron preguntas a contestar, bueno entonces nosotros nos podemos hacer algunas. Si fuera el texto de Giddens serían algo así como ¿Qué es la sociología?, ¿Cuál es su objeto de estudio?, ¿Cómo se estudia su objeto? ¿Para qué sirve?, ¿De dónde viene? ¿Cuáles son sus principales autores?, etc, etc.

5. Variedad de lecturas
Leer no es "una sola cosa". Deberíamos poder decir "leeres". El leer para aprender es siempre más lento, uno vuelve sobre lo leído muchas veces, toma notas, etc.

6. Trabajar lo que estamos leyendo
Al leer para aprender es necesario "hacer cosas" con lo que uno está leyendo. Hacer un resumen, hacer un mapa conceptual, tomar apuntes, etc.

7. Vocabulario
Tener un buen vocabulario ayuda mucho a la comprensión lectora. ¿Y sino se tiene? Paciencia y un diccionario. Ayuda en línea se puede encontrar en Diccionario en Línea de la Real Academia Española.

8. Aprovechar a los profes
Al principio, cuando recién nos metemos en un tema, no logramos distinguir lo importante de lo accesorio, y esto puede hacernos perder mucho tiempo. Frente a esto lo mejor es aprovechar y consultar a los docentes de la disciplina tanto como podamos.