Aprender enseñando


“Se aprende enseñando”, es una verdad transmitida por la experiencia de millones de personas. Nos piden que enseñemos tal o cual cosa y terminamos teniendo un dominio sobre el tema mucho mayor que si simplemente tratáramos de aprender sin enseñar.

El proceso es claro, el enseñar es un poderoso desempeño de comprensión. Esto apoya los esfuerzos de coordinar que algunos alumnos enseñen a otros, ya que además hay componentes sociales, motivacionales y de autoestima involucrados.

Una derivación de esta idea llevó a un grupo de investigadores del Centro para las innovaciones en el aprendizaje (Scil) de la Universidad de Stanford a desarrollar un programa de investigación denominado CAT2 LAB donde están investigando qué ocurre cuando alumnos, en este caso de 4to básico, enseñan a agentes (programas que interactúan del modo cómo lo haría una persona) temas como ecología, literatura y matemática. Una vez que se les ha enseñado, los agentes pueden responder preguntas basados en lo que se les ha enseñado y además interactuar amistosamente de modo social. Todo esto se realiza desde las casas de los niños a manera de tarea, a través de la Web, y ha presentado buenos resultados en términos de aprendizaje.

Podemos también ver en esto una interesante perspectiva para la enseñanza a distancia de adultos. Claro que por el momento a falta de agentes que enseñar siguen siendo buenos los amigos.

Portátiles en las aulas más pobres


La noticia llegó hace unos días:

“El famoso portátil de 100 dólares ideado por Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) podría convertirse en realidad en breve. La ONG Un portátil para cada niño que dirige Nicholas Negroponte tiene como primer objetivo la producción de 15 millones de unidades en un año. El proyecto cuenta con el apoyo de empresas como Google, AMD, News Corp., Red Hat y BrightStar, pero necesita el soporte institucional para poder convertirse en una realidad. El Gobierno Argentino podría ser el primero en dar el pistoletazo de salida con la compra de 1 millón de unidades”

Fuente:CDT internet.net Centro de difusión tecnológica

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A partir de esto escuché comentarios a favor y en contra. Para algunos una idea brillante, para otros sólo un cuaderno con pilas. Para los “conspirativos” un negocio a gran escala que sería “ofrecido” a los gobiernos (tienen que ser compradas y pagadas por adelantado de 5 a 10 millones de unidades para que recién comiencen a producirse). Para los “tecnológicos” la discusión era sobre Linux-based, 500MHz, 1GB, 1 Megapixel, e-ink.

Desde este lado simplemente me pregunté: ¿Es lo que las aulas más pobres necesitan dado los resultados de aprendizaje que consiguen?

La introducción de una nueva herramienta (esta portátil) en un sistema de trabajo (el aula) produce cambios. Pero nada garantiza que estos cambios sean positivos o negativos, especialmente si sólo se cambia la herramienta.

Si no se cambian el resto de los aspectos que conforman el sistema los resultados con portátiles baratas o caras (eso no importa) pueden ser negativos o simplemente efímeros.

Lo que las aulas de todos los colegios necesitan es la presencia de un sistema que logre entornos, prácticas, actividades que permitan que los alumnos aprendan eficientemente con todo tipo de mediadores y herramientas (libros, distintos programas, sus compañeros, sus docentes, etc.).

Así que sería bueno que antes de meter esta herramienta al aula se logre que elementos como los libros y la presencia de los demás en un trabajo colaborativo rindan los frutos que no están teniendo. Además por barato que parezca, si pensamos que cada libro que el Ministerio de Educación reparte gratuitamente en las aulas cuesta aproximadamente un dólar, en realidad no estamos hablando de una portátil más barata, estamos hablando de 100 libros por alumno.

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Las experiencias más cotidianas pueden darnos material para analizar nuestras capacidades cognitivas y su relación con el aprendizaje. Llamamos a la mesa central de una empresa y una máquina nos contesta y nos ofrece alternativas a dónde llamar dentro de la organización.


Creámoslo o no esta simple y cotidiana experiencia muestra las limitantes y fortalezas de nuestra mente.


Lo que está en juego al escuchar la grabación por primera vez (¡una segunda vez ya entró en juego el aprendizaje!) es la capacidad de nuestra memoria de corto plazo (también llamada memoria operativa) para almacenar unidades de información.


En los años 50 del siglo pasado, se demostró que son 7 en promedio las unidades de información que podemos almacenar en la memoria de corto plazo. Número que sin embargo varía dependiendo de factores culturales, de contexto y también del tipo de memoria que está en juego (la auditiva tiene menor capacidad que la visual).


Es decir frente a la máquina contestadora tenemos que mantener en nuestra memoria (de corto plazo) las opciones que nos entregan y los pasos a seguir si desde una determinada opción se abren otras opciones.


Si las opciones en un nivel son muchas (y nos acercamos al promedio de 7 antes mencionado), como en el ejemplo, lo más probable es que terminemos perdidos marcando nuevamente el número, y esto no ocurrirá porque tengamos mala memoria o seamos distraídos, simplemente ocurrirá a causa de las limitaciones de nuestro sistema cognitivo (que no fueron consideradas por el que diseñó la estructura de la información de la contestadora de esa empresa).


Sin embargo, como decía antes, no se preocupe, la segunda vez que llame lo más probable es que el aprendizaje, una de nuestras fortalezas cognitivas, haya actuado y no tengamos problemas hablando con quien queremos hablar.

De Tablas y Modas


En educación, como en muchas otras áreas, es posible percibir grandes espacios de sobresimplificaciones, generalizaciones y modas.

La educación de tiempos pasados ha sido caracterizada como rígida, oscura, indiferente a las individualidades y a los aspectos emocionales de los niños y centrada en la repetición de fechas, poesías (todavía me acuerdo de alguna), tablas, nombres de capitales, lugares de nacimiento de héroes, fórmulas químicas, etc., etc.

Por otra parte, en las aulas actuales lo correcto es hacer lo opuesto a lo de “antes”. Ahora los niños tienen que descubrir no repetir, tienen que pensar y ser creativos, por tanto hay que evitar toda memorización y reemplazarla por construcción.

Sin embargo, como muchas cosas, ni tan malo era todo lo anterior, ni tan bueno lo actual.

Por ejemplo, las tablas de multiplicar. Algunos docentes rechazan su aprendizaje de memoria, prefieren que los niños las “construyan”. Si se encuentran con 2x3, por sus conocimientos previos de matemática saben que 2x3 es dos veces 3, por tanto tienen que sumar 3 +3. Sin duda es apropiado que comprendan la relación entre suma y multiplicación, sin embargo es también necesario que sepan que 6x8 es 48, sin tener que sumar 8 veces 6, es decir tienen que memorizar las tablas con las que trabajan.

¿Por qué memorizar las tablas? Porque nuestra memoria de trabajo es limitada, en realidad muy limitada, inclusive si la comparamos con un computador con poca memoria RAM, este último sale ganando. De manera que cuando tenemos que resolver un problema, y tenemos que pensar, necesitamos recursos cognitivos libres para poder hacerlo. Pero si esos recursos están ocupados “construyendo” las tablas, el proceso se dificulta. Hay cosas que tienen que ser “aprendidas de memoria” para favorecer que otras puedan ser “construidas y comprendidas”


Nota: Además,en rigor el “aprendizaje de memoria” es constructivo, ya que la memoria, como proceso, es constructiva e interactiva (Ese es el gran problema con las declaraciones de testigos de crímenes, cada testigo construye los recuerdos que declara).

CSI Miami ..... y la valoración de la capacidad de aprender



¿Qué tiene que ver CSI Miami, un par de físicos argentinos y el aprendizaje?

La respuesta es ... ¡muchísimo!

Un énfasis interesante de las nuevas perspectivas sobre el aprendizaje es que ponen la capacidad de aprender por sobre la acumulación de contenido o la certeza de conocer todas las respuestas. El siguiente artículo del diario Página 12 de Argentina, resalta esto con ejemplos concretos y de paso nos dice que tiene que ver CSI Miami, un par de físicos argentinos y esta perspectiva del aprendizaje.
Del artículo les adelanto lo siguiente:

“Varias veces nos ha pasado que cuando uno dice que es doctor en física alguien te contesta: “Uy, lo que debés saber”. A uno le resulta raro, uno no se siente muy vivo por lo que sabe, se siente vivo por lo que puede hacer o aprender. Muchas veces lo importante no es saber de un tema, sino tener acceso a una muy buena biblioteca acá, conocer gente ....”

Aprender a Aprender




Aprender a aprender ha sido lema de muchas reformas educativas, propuestas, productos, servicios educativos y titulares de diarios. Toda persona que trabaje en educación ha escuchado esta frase cientos de veces. Pero, en términos simples ¿Qué implica aprender a aprender?


En términos simples si yo he “aprendido a aprender” soy capaz de aprender de la manera más eficiente dadas mis características personales y los contenidos y habilidades que quiero aprender. Si esto es así,¿los chilenos somos buenos para aprender a aprender cuando egresamos de Educación Media?


Pareciera que no. Digo pareciera ya que no tenemos mucha información al respecto. Sin embargo, sabemos que muchas habilidades y conocimientos que podemos clasificar como básicos no son alcanzados por grandes porcentajes de la población. Así que por lógica podemos pensar que esto, que es más complejo, costará más lograrlo.


Deciamos que “Aprender a Aprender” es desarrollar habilidades para poder autorregular los propios procesos de aprendizaje. Saber cómo uno mismo aprende y accionar coherentemente con eso. Definitivamente esto no es simple, de hecho es más complejo que simplemente aprender un determinado contenido, es un paso más allá, y los sistemas de enseñanza formal no han encontrado la mejor forma de desarrollar esta habilidad. Lo que se refleja en que la mayor parte de los alumnos, cuando quiere estudiar algo sólo tiene una estrategia: leer las cosas y repetirlas hasta que algo quede en la memoria, el tiempo suficiente para dar un examen.


Otro aporte a la complejidad es que habilidades como estas se desarrollan muy conectadas con el contexto y con el contenido. Por tanto una materia o ramo como Hábitos de Estudio no tiene la efectividad de cada docente en cada ramo o materia, enseñando a aprender esos contenidos.El profesor de física enseña a aprender física (no sólo enseña física) y el profesor de arte enseña a aprender arte.


Además, durante mucho tiempo la educación denominada “tradicional” trabajó fuertemente con la memorización, la repetición y se centró en habilidades básicas. Frente a esto, que después de todo no estaba tan mal, sólo que no era suficiente, se planteó que era necesario focalizarse en la persona que aprende como constructor de su propio aprendizaje, no un simple ente que memoriza y repite.


Desafortunadamente la implementación pendular de esta última y correcta perspectiva quiso dejar fuera la memoria y se olvidó que sin memoria no hay aprendizaje y que ciertos aprendizajes tienen que ser repetidos y corregidos muchas veces para ser mecanizados, de manera que podamos disponer de recursos cognitivos libres al momento de ser creativos y aplicar las habilidades básicas que hemos aprendido.


¿Qué hacer?

Solucionar en nuestro curriculum el problema entre las habilidades básicas y el deseo de aplicar y construir de forma flexible. Ambos tienen que estar presentes de forma coherente y sistemática. Tanto en los objetivos, como en las actividades y la evaluación.


Dejar tiempo, en el trabajo en aula, para las actividades metacognitivas y metaconceptuales. Que los alumnos en los distintos contenidos puedan probar, primero en forma guiada y progresivamente de forma más libre y personalizada, distintas tácticas y estrategias. Que se den cuenta cómo aprenden mejor, respetando por cierto las diferencias individuales.


Claramente algunos aprenden mejor haciendo resúmenes, otros haciendo esquemas, algunos haciéndose preguntas, algunos estudiando solos y otros acompañados, lo importante es que al salir de cuarto medio cada alumno/a de este país, más allá de su nivel social, tenga consigo una caja de herramientas de aprendizaje que le permita a él o ella, aprender todo tipo de contenidos y habilidades de la manera más efectiva.

Blogs, Bitácoras y Docentes




Históricamente comenzamos a escribir para desafiar nuestras limitaciones cognitivas. En el desarrollo de la cultura tuvimos necesidad de una memoria externa en la que registraramos las historias, los intercambios comerciales. Gracias a la escritura, utilizada como herramienta, hemos podido desarrollar la cultura tal como la conocemos. Una escritura que como la memoria, sirve para registrar, conocer y proyectar.


Todos los días ocurren grandes éxitos en las salas de clases de todo Chile, miles de alumnos aprenden muchísimas cosas, desde contenidos a actitudes. Sin embargo el conocimiento de dichos éxitos se diluye en la propia actividad de enseñar y aprender.


Los blogs utilizados como herramientas profesionales por los docentes podrían servir para registrar, comunicar y reflexionar sobre prácticas de enseñanza y procesos de aprendizaje. Cuando se escribe, se aprende, se conoce y además se puede, como en el caso de los blogs, comunicar con una amplia difusión a través de internet. Sin embargo hay ciertas prácticas y características del contexto educativo que pueden dificultar la utilización de los blogs con este objetivo:


La matriz del trabajo docente es individual. Se enseña aislado, no en equipos y las instancias de trabajo colaborativo son puntuales (reuniones presididas por el profesor jefe, planificaciones a principio de año). No se tiene costumbre de trabajo colaborativo real, a lo más hay costumbre de división de trabajo. Prueba de esto es que resulta innovador en el sistema el trabajo transversal real entre varios docentes (por transversal no me refiero simplemente a que un tema sea estudiado desde diversas materias)o la observación de un docente por otro.


La distribución de tiempos en la profesión docente también influye. En general los docentes no disponen de mucho tiempo extra, por tanto resulta complicado plantear que tendrán tiempo para escribir y reflexionar sobre sus experiencias.


A los docentes no se les enseña a escribir sobre sus experiencias (la formación inicial no contempla esto y en general nuestra educación universitaria, a diferencia de la anglosajona no enfatiza el aprendizaje de diferentes géneros de escritura), durante el desempeño profesional tampoco es necesario escribir y los procesos de perfeccionamiento tampoco lo tienen como un objetivo.


Considerando esto parecería poco acertado esperar ver blogs de educación hechos por docentes para compartir sus experiencias. Sin embargo, estas características poco propicias no necesariamente son determinantes para que ello no ocurra, por tanto sigo esperando ver este tipo de bitácoras en español.

Do you speak English?





El aprendizaje del inglés se ha convertido en tema de titulares en los diarios de Chile y como muchas actividades que se desarrollan en un mercado (el de la enseñanza de inglés) se mezclan hechos con mitos.

Partamos por decir que aprender inglés se encuentra más cercano a aprender a tocar un instrumento musical que a aprender historia o geografía . Por lo tanto las conclusiones son obvias: es mejor comenzar a aprender desde muy pequeño en forma gradual y usándolo. Así, cuando las condiciones permiten aprenderlo como Segunda Lengua (un niño chileno viviendo en Nueva York) las condiciones son ideales y el proceso es más fluido, ya un contexto en inglés (por lo menos en el colegio, la calle y los medios) plantea los desafíos en forma gradual a medida que la persona va aprendiendo y creciendo en el nivel de exigencia e interacciones.

Distinta y más difícil situación es cuando hablamos de aprenderlo como Lengua Extranjera. Esta es la situación en Chile. Donde a menos que tomemos cursos de Salsa (que en general están llenos de “gringos”) quienes nos rodean no son hablantes de inglés. Así llegamos a que los niños en Chile tengan que aprender inglés en los colegios, y cuando disponen de recursos en institutos.

Dejando de lado los colegios denominados bilingües, donde no sólo se tiene la enseñanza directa del inglés, sino que muchas actividades se desarrollan en inglés (aprendizaje de otras materias, teatro, debates, etc.) y donde probablemente los padres de los alumnos sepan inglés, el resto, el 98% de los chilenos tendrán que tratar de aprender inglés con esfuerzo y cruzando los dedos para que les toque un contexto de aprendizaje favorable.

Este contexto favorable debería comenzar en el nivel preescolar con gran cantidad de juegos, canciones y rimas en inglés. Gran cantidad de estímulo auditivo y donde se trabaje la sensibilidad (cognitiva y emocional) hacia la lengua inglesa. Con buenas docentes, recursos y tiempo esto no es especialmente complicado.

Muchas veces lo complicado comienza en primero básico, paso clave en la estructura escolar, cuando los niños comienzan a demostrar sus habilidades para leer y escribir. Aquí muchas veces se le pone freno a lo que venía desarrollándose desde preescolar, ya que surge un temor a que el inglés interfiera en la lectura y escritura en español. Sin embargo la interferencia es mínima y estos temores son injustificados.

El otro problema es que en básica hay que comenzar a ponerse serios y comenzar a enseñar de “verdad”: no seguir más con juegos y otras cosas entretenidas, hay que enseñar de lo general a lo específico, de lo teórico a lo concreto y lo complejo cortarlo en partecitas que puedan ser fácilmente digeridas y repetidas. Y aquí es donde aparece en gloria y majestad la enseñanza de la gramática en inglés, la que se percibe como la “única” estructura que nos permite enseñar ordenadamente (de lo general a lo específico, de lo teórico a lo concreto y en partecitas que se van agregando). Gran error. La verdad es que sería mejor seguir enseñando en forma lúdica, con actividades y desempeños ajustados a la edad de los alumnos, con temáticas que sean de su interés y con una buena estructura de fondo que guíe a los docentes. Pero sin lugar a dudas que esto es más complejo que enseñar gramática y listas de vocabulario.
¿Y qué pasa con quien no aprendió de pequeño o pequeña? ¿Podrá aprender?

Claro que podrá aprender, pero no mágicamente como prometen algunas publicidades (¡aprenda inglés durmiendo!, ¡aprenda inglés en 20 horas!, ¡aprenda inglés sin esfuerzo!). Tendrá que aprender con esfuerzo, con mucha dedicación y práctica para llegar a sentarse relajadamente a conversar, negociar o discutir con un hablante nativo de inglés.

Probablemente lo que más le cueste es la pronunciación correcta con los sonidos del inglés, y la verdad es que esto importa bien poco, mientras una “mala” pronunciación no interfiera con lo que está tratando de comunicar. Millones de extranjeros que viven en Inglaterra o Estados Unidos, que hacen su vida diaria, que trabajan allí tienen una pronunciación a la que en Chile le pondrían menos de un 4 (en Chile la escala de notas es de 1 a 7). Por lo tanto, si aprendemos inglés por motivos prácticos, seamos pragmáticos y el sentido estético del sonido del inglés dejémoslo para quienes quieren ser docentes de inglés. Lo importante es que podamos comunicarnos, comprender y ser comprendidos logrando nuestros objetivos comunicativos.

Así, las habilidades comunicativas cuentan bastante. Es mejor atreverse con poco vocabulario, fallas gramaticales y mala pronunciación que quedarse callado pensando que lo vamos a hacer mal. El problema es que muchas veces esta barrera viene de la enseñanza. La que se concentra en el vaso medio vacío, poniendo el énfasis en los errores (claro está, con la buena intención de corregirlos), pero creando una fuerte asociación entre error y negativo, lo que desemboca en que la gente no habla ni escribe hasta que no estén seguros que está bien.

La globalización y la tecnología exigen inglés, pero al mismo tiempo entregan a las nuevas generaciones (claro está, no a todos por igual) herramientas y acceso a contenidos e interacciones en inglés. Esto ayuda a aprenderlo. Al mismo tiempo el mercado del trabajo interno y externo comienza a exigir que cada vez más gente sepa inglés en Chile. Sin embargo agregaría que no sólo es un asunto de mercado el aprender inglés. También es un asunto de ampliar nuestro mundo, de crecer personalmente, de tener acceso a ideas, personas y conocimientos que nos estarían vedados si no supiéramos inglés. Por todo esto, aprender inglés (junto con comprender todo tipo de textos, saber expresarnos en nuestra lengua materna y manejar tecnología) no debe ser otra cuña que abra más el espacio de desigualdad que tenemos hoy en Chile.

Internet y Aprendizaje




¿Ayuda internet al aprendizaje? Y... depende. Depende del tipo de aprendizaje. Si es aprender a usar el computador, navegar y realizar búsquedas, sin duda que ayuda. ¿Pero si fuera matemática?En ese caso depende del niño, de su entorno, de sus habilidades y sobre todo de las características y estructura de la tarea a desarrollar. El solo hecho de usar internet (como sinónimo de Web) no ayuda a otros aprendizajes. Inclusive puede perjudicarlos, cuando simplemente es entretención: un televisor-video-game-teléfono- chat-video-interactivo. Frente a esto muchos padres se auto-engañan al alegrarse que sus hijos ya no vean tanta tele y hora “se la pasen con la compu”. Similar cosa ocurre con la productividad en una oficina respecto del chat y de la libre navegación por la web.

¿Y que pasa con los trabajos escolares? Internet es sin duda un gran reservorio de contenidos, pero a diferencia de una biblioteca es bastante caótico y no se encuentran clasificados. Podemos encontrar basura o verdaderas joyas; sitios que nos pueden ayudar a aprender, visualizar o experimentar o simplemente ayudarnos a hacer las tareas y sacar a la familia de un apuro cuando el domingo por la noche el niño/a se acuerda que para el día siguiente tiene que llevar una foto de un ornitorrinco bebé! Una computadora, más internet, más habilidades básicas de búsqueda, más una impresora solucionarán el problema.

Por lo anterior, es conveniente que los niños desarrollen progresivamente habilidades de búsqueda y criterios de selección de contenidos (sea de fotos, texto o multimedia) en los primeros años de Básica, de manera que puedan ser independientes en esta faceta de sus trabajos. Sin embargo los libros todavía existen así que también es conveniente que sepan buscar en diccionarios, enciclopedias y en los diversos recursos que tengan a sus disposición, incluidas las personas que puedan ayudarles o proporcionarles información.

En educación secundaria los alumnos ya han desarrollado habilidades de búsqueda, sobre todo en sitios que contienen gran cantidad de trabajos ya hechos y que pueden presentar como propios. ¿Es esto bueno? Educativamente es un desastre. Hay de por medio engaño, falta de respeto a la propiedad intelectual y por cierto no se cumplen los objetivos de aprendizaje. Sin embargo ocurre desde hace años por el desconocimiento de muchos docentes, tanto de las potencialidades de internet como de las tácticas de sus alumnos. Sin embargo también son muchos los docentes que se dieron cuenta y ahora cuando piden un trabajo introducen un paso más, que puede ser presentarlo oralmente o responder una pregunta utilizando el material.

Así, responder si internet ayuda al aprendizaje implica un gran “depende”. Depende del encuentro que como alumnos tengamos con ella. Depende de la edad. Depende de lo que queramos y de las habilidades que tengamos desarrolladas para utilizarla, depende de lo ético que somos. Depende de lo bien estructurada que estén las actividades que nos hayan dado.

Volver a estudiar




Recientemente mi amigo Álvaro tuvo que volver a tomar los libros después de algunos años, y estudiar en forma bastante intensiva. ¿Qué podemos recomendar a quienes se encuentren en estas circunstancias?

1. No desesperar!
Si en los últimos años, lo más complejo que hemos leído es el suplemento deportivo, sin lugar a dudas que necesitaremos de algún tiempo para volver a sentir que estamos comprendiendo. Especialmente si estudiamos temas que no hemos visto antes o que vimos hace muchos años. La comprensión de un tema tiene que ver con las redes que se forman entre lo que estudio y lo que ya sé. Hay que desempolvar un poco lo que ya sabíamos para comenzar realmente a comprender.

Leer narrativa (una novela de Isabel Allende) es sin duda más fácil que leer "La Sociología" de Giddens, donde no hay buenos ni malos, sino que conceptos que se relacionan e interrelacionan en una estructura diferente (estructura expositiva). Lo que nos lleva a una segunda recomendación.

2. Darnos cuenta de la estructura
Al leer un texto expositivo es muy importante tratar de darse cuenta de la estructura del texto. ¿Dónde se expone la o las ideas principales?, ¿Dónde da los ejemplos?, ¿Dónde se hace el resumen?, ¿Cuáles son las palabras que marcan cada uno de estos momentos?

3. "Conocer" el libro
Al tomar un texto no comenzar por la primera línea y leerla, hay que activar lo que ya sabemos (inclusive lo que no sabemos que sabemos!) y para eso lo mejor es hojearlo, leer algunos de los títulos, mirar los gráficos o fotos, leer el índice y tratar de darnos cuenta cómo está estructurado. Todo esto en unos pocos minutos y cuando ya estemos "ubicados" con el contenido y su estructura recién allí nos ponemos a leer.

4. Hacernos preguntas
No hay mejor cosa que leer con un propósito, eso nos focaliza y ayuda a la comprensión. Si no nos dieron preguntas a contestar, bueno entonces nosotros nos podemos hacer algunas. Si fuera el texto de Giddens serían algo así como ¿Qué es la sociología?, ¿Cuál es su objeto de estudio?, ¿Cómo se estudia su objeto? ¿Para qué sirve?, ¿De dónde viene? ¿Cuáles son sus principales autores?, etc, etc.

5. Variedad de lecturas
Leer no es "una sola cosa". Deberíamos poder decir "leeres". El leer para aprender es siempre más lento, uno vuelve sobre lo leído muchas veces, toma notas, etc.

6. Trabajar lo que estamos leyendo
Al leer para aprender es necesario "hacer cosas" con lo que uno está leyendo. Hacer un resumen, hacer un mapa conceptual, tomar apuntes, etc.

7. Vocabulario
Tener un buen vocabulario ayuda mucho a la comprensión lectora. ¿Y sino se tiene? Paciencia y un diccionario. Ayuda en línea se puede encontrar en Diccionario en Línea de la Real Academia Española.

8. Aprovechar a los profes
Al principio, cuando recién nos metemos en un tema, no logramos distinguir lo importante de lo accesorio, y esto puede hacernos perder mucho tiempo. Frente a esto lo mejor es aprovechar y consultar a los docentes de la disciplina tanto como podamos.

Lectura Veloz y Comprensión




Sin duda, las personas que los toman y son lo suficiente sistemáticas logran leer más rápido que antes de tomar el curso. Sin embargo está claro que la velocidad no es lo principal. Lo central es la comprensión. Además con un poco de esfuerzo todos podemos leer más rápido forzando nuestra velocidad.

Cuando leemos lo hacemos reconociendo las palabras como un todo y no letra por letra, por ello es que si leemos en silencio, tratando de apurar la vista y agrupando varias palabras en un vistazo lograremos aumentar nuestra velocidad. La gracia de un curso de lectura veloz es que lo hacen progresiva y sistemáticamente.

Claro que por mucho curso que tengamos encima con algunas lecturas si queremos comprender hay que masticar la lectura, volver sobre ella pensar las frases y las expresiones. No queda otra.

Un dato al pasar: Leer en silencio es algo relativamente reciente en la historia de la lectura recién a partir de la edad media se hizo más común. Antes, leer implicaba leer en voz alta. Así que las bibliotecas de la antiguedad no deben haber sido sitios muy silenciosos.

Saludos

El aprendizaje nos acompaña a diario, en nuestras interrelaciones, en nuestros procesos conscientes e inconscientes, en nuestro trabajo. De tan presente que está dejamos de verlo.

En Aprendizaje Humano quiero simplemente poner atención a diferentes aspectos de este proceso, comentándolos con quienes se interesen. Santiago, Chile - 2005.